Breathing Free, Living Free

(Vea la versión en español a continuación)

By Dr. CINTLI

I am often asked where I like living better: Mexico or the United States? The question is predicated on the idea that Mexico is plagued with cartel violence and corrupt police officers, etc. When I turn on the news, another mass shooting has taken place in the United States. And don’t get me started on the daily police violence against people of color or the seemingly endless illegal invasions by the United States.

The question is akin to asking me if I prefer heaven or hell? I know my beliefs are shaped by the life I’ve lived. Though I was born in Mexico, most of my life was spent in El Norte, chiefly Los Angeles and Tucson, though I’ve also lived in several other cities. Despite this, I have lived in Mexico, perhaps 10-11 years, including my first 5 years and the past 3 years.

Despite loving LA, counterintuitively, that is where I lived a lot of violence and trauma. Most of it was racial and involved law enforcement, but what do you call it when it also involves people that look like you and hate you because of where you were born, the language you speak and the dark brown color of your skin?

When I’m asked where I like living most, my response is: I’ve never been beaten or repeatedly threatened, arrested, detained, locked up, harassed, interrogated, racially profiled or sent to door #2 in Mexico. I’ve never received death threats in Mexico either.

While I’ve never actually committed a crime in my life, in my younger days, I was pulled over, harassed and/or arrested more times than I can remember. Regarding being sent to door #2, or secondary, that’s the migra. My humanity and citizenship have always been called into question. Apparently, being a Brown man makes one suspect … of what? Being on these lands before them?

Why do I like Mexico better? Something called dignity. Today, I’m not in a position of getting harassed there, though when I first visited Mexico in the 1970s, I saw what Tenoch Huerta, of “Wakanda” fame, noted. Watching television, you would think you were in a Scandinavian country. It was disorienting, and yet, with exceptions, that’s still today’s reality. Before Tenoch, there was Yalitza Aparicio (“Roma”) who was, and continues to be ridiculed, for both, being Brown and Indigenous. Despite that grotesque treatment, at least it has brought those prejudices, discrimination and exploitation into the national conversation, with many critics being seemingly oblivious to what the two have brought to light. When the Zapatistas rebelled in the 1990s, they brought up those and other human rights issues and all of a sudden, Indigenous peoples were not simply part of a “glorious past,” but now existed in the present. That uprising has forever changed Mexico, except apparently, on the little and big screen.

On my first visits to Mexico, I indeed was subjected to racial/color bias, from being turned away at hotels to being screamed at in buses, to witnessing anti-Indigenous diatribes from güeros or light-skinned people, such as: “No seas Indio!” — Don’t be an Indian! In the previous decade, I first heard a term “contra-Indio”, meaning “Indian-proof,” the equivalent of “child-proof.”

Although not quite the same, it was akin to what I experienced as a child in the United States: vicious hate, primarily based on dehumanization. Perhaps as a child the hate perplexed me; especially when coming from people that looked like me. But while the country may have progressed, not so in Arizona where I lived for more than a dozen years. Calling it a hate state would be a huge understatement. That was before the ex-president splashed onto the national political scene with his divisive venomous hate.

Was he and his White supremacist movement the reason I moved to Mexico? Perhaps. You don’t see that same level of toxicity there. When I mentioned dignity, for me, it means not being suspect just for existing, for being Brown and for not being silent. Dignity means being viewed and treated as fully human with full corresponding human rights. Not being suspect, was a non-existent reality for me in the United States. Driving, walking, running, playing, photographing or breathing while Indigenous, Black or Brown is not hyperbole. Someone who has not lived that reality, is probably clueless as to how oppressive it is to always have to look over one’s shoulder.

No, the Orangeman and his hate movement was not the reason for me moving to Mexico. I did so because I had that choice. After a lifetime of not breathing free, I nowadays enjoy doing so and feel more at home where I was born, where I am treated with dignity and respect, especially when I am anywhere I know that my ancestors-relatives have previously walked.

Roberto Dr. Cintli Rodriguez is an associate professor emeritus at the University of Arizona Mexican American Studies and is the author of several books, including “Our Sacred Maiz is Our Mother” (2014), “Yolqui: A Warrior Summoned from the Spirit World” (2019) and “Writing 50 years Amongst the Gringos,” published recently by Aztlan Libre Press. Email XColumn@gmail.com.

Respirando Libre, Viviendo Libre

Por Dr. CINTLI

A menudo me preguntan dónde me gusta vivir mejor: ¿México o Estados Unidos? La pregunta se basa en la idea de que México está plagado de violencia de carteles y policías corruptos, etc. Cuando enciendo las noticias, se ha producido otro tiroteo masivo en los Estados Unidos. Y no me hagan empezar con la violencia policial diaria contra las personas de color o las cantidades de invasiones por los Estados Unidos.

Entonces, para mí, es similar preguntarme si prefiero ir al cielo o al infierno. Sé que mis creencias están formado por la vida que he vivido. Aunque nací en México, la mayor parte de mi vida la pasé en El Norte, principalmente en Los Ángeles y Tucson, aunque también he vivido en varias otras ciudades. A pesar de esto, he pasado mucho tiempo en México, viviendo ahí quizás el equivalente a 10-11 años, incluyendo mis primeros 5 años y los últimos 3 años.

A pesar de amar la ciudad de Los Angeles,, contrariamente a la intuición, ahí es donde viví mucha violencia y traumas. La mayor parte fue racial e involucró a la policía o la migra. pero ¿que sé llama cuando también involucra a personas que se parecen a ti y te odian por el lugar donde naciste, el idioma que hablas y el color oscuro de tu piel?

Cuando me preguntan dónde me gusta más vivir, mi respuesta es: nunca me han amenazado, golpeado, arrestado, detenido, encarcelado, acosado, interrogado, perfilado racialmente, o enviado a la puerta # 2, repetidamente en México. Tampoco he recibido amenazas de muerte en México.

Si bien en realidad nunca he cometido un delito en mi vida, en mi juventud, me detuvieron, acosaron y me arrestaron más veces de las que puedo recordar. En cuanto a ser enviado a la puerta 2, o secundaria, esa es la migra. Mi humanidad y mi ciudadanía siempre han sido cuestionadas. Aparentemente, ser moreno o Raza hace que uno sospeche… ¿de qué? ¿Estar en estas tierras antes que ellos?

¿Por qué me gusta más México? Algo llamado dignidad. Hoy, no estoy en posición de ser acosado allí, aunque cuando visité México por primera vez en la década de 1970, vi lo que señaló Tenoch Huerta, famoso por Wakanda. Viendo la televisión, pensarías que estás en un país escandinavo. Fue tan desorientador y, sin embargo, con excepciones, esa sigue siendo la realidad actual. Antes de Tenoch, estaba Yalitza Aparicio (Roma) que fue y sigue siendo ridiculizada, tanto por ser morena como por ser indígena. A pesar de ese trato grotesco, al menos ha traído esos prejuicios, discriminación y explotación a la conversación nacional, con muchos críticos aparentemente ajenos a lo que los dos han sacado a la luz. Cuando los zapatistas se rebelaron en la década de 1990, sacaron a relucir esos y otros temas de derechos humanos y, de repente, los pueblos Indígenas no eran simplemente parte de un “pasado glorioso”, sino que ahora existían en el presente. Ese levantamiento ha cambiado para siempre a México, excepto aparentemente, en la pantalla chica y grande.

En mis primeras visitas a México, de hecho, estuve sujeto a prejuicios raciales/de color, desde que me rechazaron en los hoteles hasta que me gritaron en los autobuses, hasta presenciar diatribas anti-Indígenas por güeros, como: “No séas ¡Indio! En la década anterior, escuché por primera vez el término “contra-indio”, que significa “a prueba de indios”, el equivalente de “a prueba de niños”.

Aunque no exactamente lo mismo, era similar a lo que viví cuando era niño en los Estados Unidos: odio vicioso, basado principalmente en la deshumanización. Tal vez de niño el odio me dejó perplejo; especialmente cuando viene de personas que se parecían a mí. Pero si bien el país puede haber progresado, no así en Arizona, donde viví durante más de una docena de años. Llamarlo un estado de odio sería una gran subestimación. Eso fue antes de que el expresidente irrumpiera en la escena política nacional con su odio venenoso y divisivo.

Fue él y su movimiento supremacista blanco la razón por la que me mudé a México? Tal vez. No ves ese mismo nivel de toxicidad allí. Cuando mencioné dignidad, para mí significa no ser sospechoso solo por existir, por ser Moreno y Raza y por no callar. La dignidad significa ser visto y tratado como un ser humano completo con todos los derechos humanos correspondientes. No ser sospechoso, era una realidad inexistente para mí en Estados Unidos. Conducir, caminar, correr, jugar, fotografiar o respirar siendo Indígena, Afroamericano o Raza no es una hipérbole. Alguien que no haya vivido esa realidad, probablemente no tenga ni idea de lo opresivo que es tener que mirar siempre por encima del hombro.

No, el ex-president y su movimiento de odio no fue la razón por la que me mudé a México. Lo hice porque tenía esa opción. Después de una vida sin respirar libremente, hoy en día disfruto hacerlo y me siento más en casa donde nací, donde me tratan con dignidad y respeto, especialmente cuando estoy en cualquier lugar donde sé que mis antepasados-parientes han caminado anteriormente.

Roberto Dr. Cintli Rodríguez es profesor asociado emérito en la Universidad de Arizona y es autor de varios libros, incluido “Yolqui: un guerrero convocado desde el mundo espiritual”. También dirige el Raza Killings Database Project: Xcolumn@gmail.com

From The Progressive Populist, March 15, 2023


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