The Consequential Debate of 1524: On What It Means to be Human

Part I

(Vea la versión en español a continuación)

By Dr. CINTLI

“We declare our right on this earth … to be a human being, to be respected as a human being, to be given the rights of a human being in this society, on this earth, in this day, which we intend to bring into existence by any means necessary.” Malcom X.

A generation ago, I came upon a book that helps to explain the above quote. It put into words what I always knew and had lived, especially in regards to the US racial system of justice. It is something that many people of color know and have lived: dehumanization. Women and LGBTQ peeps also know this reality.

The book — “El Dialogo de 1524 Según El Texto de Fray Bernardino Sahagun” — was about a staged debate that took place in 1524 between 12 Spanish Franciscan friars and Indigenous representatives from the Tenochtitlan-Mexico City region. It actually wasn’t a debate; it was more lecture by the priests of their supposed superior theology. They, living in the Inquisitional dark ages, brought their spiritual beliefs to the Americas with the notion that they knew God and Indigenous peoples didn’t. They believed Indigenous peoples were demonic as all their knowledge purportedly came from the devil. They thought the same of African peoples, especially those they forcefully brought here in chains.

The book itself was put together by a Spanish missionary, Fray Sahagun, who was not present, but did so on the basis of notes and memories, completing it by 1564. Though lost to history, it resurfaced in the Vatican’s secret library in the 20th century. Not unexpectedly, the contents were completely slanted with Euro-Christian views, with several goals in mind: demonization, de-Indigenization and mass forced conversion.

Those were the “good guys”; the “bad guys” simply wantonly killed with impunity, raped, stole the land, exploited and enslaved.

One might wonder why that would interest anyone on the eve of the 500-year anniversary of that “debate,” especially since Spanish/European colonialism generally ended in the western hemisphere some 200 years ago? Perhaps because in the Americas, including the United States, it is Indigenous-Black-Brown peoples that continue to face extreme discrimination and extreme violence to this very day.

My own experiences as a child told me that people hated Black and Brown peoples because we were viewed as “enemy others” due to our color or language or because we had come from Mexico or Central America — with primarily Indigenous roots. It was not until college when I detected something even more profound than racism and White supremacy, i.e., religious bigotry; the belief that Euro-Christians knew God and everyone else, unless “saved,” was demonic.

Arguably, the reason religious bigotry is deeper, though racial hatred/apartheid are very much intertwined here, is due to the fear of rotting in hell for eternity. That is due to being indoctrinated to believe that everything Indigenous was/is evil and originated with lies of the devil. While that was key to that 1524 “dialogue”, the remnants of those attitudes are still present today.

Implicit in those arguments was that Indigenous peoples were not human or less than human. Later debates in the 1500s between religious rivals Bartolomé De las Casas and Juan Ginés de Sepúlveda officially settled those questions affirmatively as to whether Indigenous peoples had souls or were human or not. Actually, those were answered solely on paper because 300 years of colonialism spoke to something radically opposite. Yet, what of the following 200 years?

My life’s work, not by choice, has been an examination of violence against people of color. Virtually all studies show that the bodies and communities of POCs are racially profiled — and that comes with virtually 100% impunity. But if one examines all sectors of society, one finds virtually the same dynamic, whether it be violence by the state or vigilantes, the educational system and the judicial and carceral system; the disparities are stark.

Why? There is but one answer: dehumanization, the same one that can be traced on this continent to 1524. Those attitudes that we see present today aren’t coincidental. The Catholic church and other Christian churches, have apologized several times for the historic inhumane treatment of Indigenous peoples and POCs worldwide, but have never affirmed that we are co-equal in all respects, including religion and spirituality.

Doing so would negate the basis for their 500 years of missionary work. They would have to treat us as co-equals, with full human rights, and would no doubt have to pay reparations, including giving back the land.

“When Columbus got off the boat he asked us who we were. We said we’re the human beings, we’re the people. Conceptually the Europeans didn’t understand that, it was beyond their conceptual reality … They couldn’t see who we were.” — John Trudell, American Indian Movement

Roberto Dr. Cintli Rodriguez is an associate professor emeritus at the University of Arizona Mexican American Studies and is the author of several books, including “Our Sacred Maiz is Our Mother” (2014), “Yolqui: A Warrior Summoned from the Spirit World” (2019) and “Writing 50 years Amongst the Gringos,” published recently by Aztlan Libre Press. Email XColumn@gmail.com.

El debate consecuente de 1524: Sobre lo que significa ser humano

Parte I

Por Dr. CINTLI

“Declaramos nuestro derecho en esta tierra… a ser un ser humano, a ser respetado como ser humano, a recibir los derechos de un ser humano en esta sociedad, en esta tierra, en este día, que pretendemos poner en existencia por cualquier medio necesario.” Malcom X.

Hace una generación, encontré un libro que ayuda a explicar la cita anterior. Puso en palabras lo que siempre supe y había vivido, especialmente en lo que respecta al sistema de justicia racial de los Estados Unidos. Es algo que mucha gente de color sabe y ha vivido: la deshumanización. Las mujeres y gente LGBTQ también conocen esta realidad.

El libro, El Diálogo de 1524 Según El Texto de Fray Bernardino Sahagún, trataba sobre un debate escenificado que tuvo lugar en 1524 entre 12 frailes franciscanos españoles y representantes Indígenas de la región de Tenochtitlan-Ciudad de México. En realidad no fue un debate; fue más sermonear por los sacerdotes de su supuesta teología superior. Ellos, que vivían en las edades oscuras de la Inquisición, trajeron sus creencias espirituales a las Américas con la idea de que conocían a Dios y los pueblos Indígenas no. Creían que los pueblos Indígenas eran demoníacos ya que todo su conocimiento supuestamente provenía del diablo. Lo mismo pensaban de los pueblos Africanos, especialmente de aquellos que trajeron a la fuerza aquí encadenados..

El libro en sí fue elaborado por un misionero español, Fray Sahagún, que no estuvo presente, pero lo hizo sobre la base de notas y recuerdos, completándolo en 1564. Aunque se perdió en la historia, resurgió en la biblioteca secreta del Vaticano en el siglo XX. siglo. Como era de esperar, los contenidos estaban completamente sesgados con puntos de vista euro-cristianos, con varios objetivos en mente: demonización, desindigenización y conversión forzada en masa.

Esos eran los “buenos”; los “malos” simplemente asesinaban con impunidad, violaban, robaban las tierras, explotaban y esclavizaban.

Uno podría preguntarse por qué eso interesaría a alguien en vísperas del 500 aniversario de ese “debate”, especialmente dado que el colonialismo español/europeo generalmente terminó en el hemisferio occidental hace unos 200 años. Tal vez porque en las Américas, incluido Estados Unidos. , son los pueblos originarios, los Afroamericanos y de la Raza que continúan enfrentando discriminación extrema y violencia extrema hasta el día de hoy.

Mis propias experiencias de niño me dijeron que la gente odiaba a los pueblos originarios, los Afroamericanos y la Raza porque nos veían como “otros enemigos” debido a nuestro color o idioma o porque veníamos de México o América Central, principalmente con raíces Indígenas. No fue hasta la universidad cuando detecté algo aún más profundo que el racismo y la supremacía blanca, es decir, la intolerancia religiosa; la creencia de que los eurocristianos conocían a Dios ya todos los demás, a menos que fueran “salvos”, eran demoníacos.

Podría decirse que la razón por la que el fanatismo religioso es más profundo, aunque el odio racial/apartheid están muy entrelazados aquí, se debe al miedo a pudrirse en el infierno por la eternidad. Eso se debe a que fueron adoctrinados para creer que todo lo Indígena era/es malvado y se originó con mentiras del diablo. Si bien eso fue clave para ese “diálogo” de 1524, los restos de esas actitudes todavía están presentes hoy.

Implícito en esos argumentos estaba que los pueblos Indígenas no eran humanos o menos que humanos. Los debates posteriores en el siglo XVI entre los rivales religiosos Bartolomé De las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda resolvieron oficialmente esas cuestiones de manera afirmativa sobre si los pueblos Indígenas tenían alma o eran humanos o no. En realidad, esas fueron respondidas únicamente en papel porque 300 años de colonialismo hablaban de algo radicalmente opuesto. Sin embargo, ¿qué pasa con los siguientes 200 años?

El trabajo de mi vida, no por elección, ha sido un examen de la violencia contra las personas de color. Prácticamente todos los estudios muestran que los cuerpos y las comunidades de esos pueblos están perfilados racialmente, y eso viene con prácticamente un 100% de impunidad. Pero si se examinan todos los sectores de la sociedad, se encuentra prácticamente la misma dinámica, ya sea la violencia del Estado o de los policías o la migra, el sistema educativo y el sistema judicial y carcelario; las disparidades son marcadas.

¿Por qué? Solo hay una respuesta: la deshumanización, la misma que se remonta en este continente a 1524. Esas actitudes que hoy vemos presentes no son casuales. La iglesia católica y otras iglesias cristianas se han disculpado varias veces por el histórico trato inhumano de los pueblos Indígenas y los otros pueblos de color en todo el mundo, pero nunca han afirmado que somos iguales en todos los aspectos, incluida la religión y la espiritualidad.

Hacerlo negaría la base de sus 500 años de trabajo misionero. Tendrían que tratarnos como iguales, con plenos derechos humanos, y sin duda tendrían que pagar reparaciones, incluida la devolución de la tierra.

“Cuando Colón se bajó del barco nos preguntó quiénes éramos. Dijimos que somos los seres humanos, somos las personas. Conceptualmente los europeos no entendían eso, estaba más allá de su realidad conceptual … No podían ver quiénes éramos.” — John Trudell, Movimiento Indio Americano

Roberto Dr. Cintli Rodríguez es profesor asociado emérito en la Universidad de Arizona y es autor de varios libros, incluido “Yolqui: un guerrero convocado desde el mundo espiritual”. También dirige el Raza Killings Database Project: Xcolumn@gmail.com

From The Progressive Populist, April 1, 2023


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